viernes, 16 de mayo de 2008

Sermón del 5 de mayo

Si creíais que el Padre Marciano había acabado con los Pecados Capitales, estáis equivocados. Porque esta misma primavera han inventado siete nuevos. Nuestro guía espiritual te los cuenta.

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1 comentario:

Señor Pato dijo...

Ave María Purísima.
Queridos hermanos, volvemos del puente con renovadas energías y con aún más afán de predicar el bien, y evitar que vuestro espíritu acabe de parranda con Satanás. Me consta que mi fiel monaguillo Ptolomeo terminó de finiquitar en mi ausencia el tema de los Pecados Capitales, imprescindibles para que no os desviéis del buen camino. Informadme de su actuación: si lo hizo bien, a lo mejor le concedo el capricho que tanto tiempo me lleva reclamando de untar mermelada en las hostias.

¡Pero atención, hatajo de desalmados! El representante del Jefe nos ha remitido una circular de ultimísimo hora. Al principio no la hemos entendido muy bien, porque venía en alemán y esa lengua más parece obra de Belcebú que de Nuestro Señor. Pero le hemos pedido a uno de nuestros feligreses, el Hermano Daniel, que nos la traduzca, y por lo visto pone que la casa se está modernizando y que, por ejemplo, una de las innovaciones serán siete pecados capitales nuevos. Así que agarrad lápiz y papel y tomad nota de las nuevas autopistas que, si no os andáis con ojo, os llevarán directos al averno.

Bueno, de momento el primero de los pecados nuevos no creo que os afecte demasiado, porque dice que no se deben realizar manipulaciones genéticas, que lo que ha hecho Dios bien hecho está; como por aquí hay mucho pecador pero dudo que tengamos ningún ingeniero biólogo ni nada parecido, y si lo hay que se presente, pasamos sin más al segundo. Tampoco debes hacer experimentos sobre seres humanos, incluidos embriones. Esto es aplicable sobre todo a aquellos de vosotros que, poseídos por la soberbia, queráis presumir de habilidades culinarias. ¡Dejad las paellas a quienes realmente tengan el don divino para hacerlas!

El tercero, muy importante, dice que no contaminarás el medio ambiente. Y no valen como excusa supuestas afecciones de estómago; el Señor sabe perfectamente cuándo un aire maloliente es debido a alguna enfermedad y cuándo es simple guarrería. Los tres siguientes ya son más prescindibles, porque dicen, respectivamente, que no provocarás injusticia social, no causarás pobreza, y no te enriquecerás a expensas del bien común. Si estáis en situación de pecar en alguna de estas maneras, significa que no os ha ido mal en la vida. El Altísimo se congratula de vuestro éxito y está dispuesto a negociar vuestra salvación, de forma personalizada a través de sus representantes en la tierra, por una pequeña comisión que además desgrava a hacienda y todo.

El séptimo de los nuevos, sin duda, es el que más os afectará en vuestra vida cotidiana. Es simple y escueto: no consumirás drogas. ¡Qué es eso de ir por ahí metiéndoos en el cuerpo cualquier mejunje extraño que encontréis! Recordad que los Reyes Magos, junto al oro y a esa extraña sustancia llamada mirra de la que algún día hablaremos, le trajo al niño incienso del bueno, de primerísima calidad, mucho más efectivo que cualquier pastilla de colores raros que encontréis por ahí. Y adivinad quién tiene el monopolio ahora. Ya tenéis una razón más para recuperar la fe.

Hala, hermanos, rezadme trescientas salves, ¡y no pequéis, recordad que el Jefe lo ve todo!