martes, 4 de noviembre de 2008

Sermón del 10 de octubre

El Padre Marciano siempre nos dice que debemos cumplir las leyes de Dios, pero ¿cuáles son esas leyes? Hoy nos empieza a explicar de qué va eso de los Diez Mandamientos.

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1 comentario:

Señor Pato dijo...

Ave María Purísima.
Queridos hermanos, durante todo este tiempo os he venido recordando que Dios es el que manda, porque para eso es quien creó el mundo y todas esas cosas. Pero sin duda, tan herejes como sois, os preguntaréis qué es lo que manda concretamente el Señor, qué debemos hacer para ser buenos ante sus ojos y que no nos mande a freírnos en el Infierno. Naturalmente, todo está previsto, porque Dios es de lo más eficiente, y además sabe que si os deja obrar por vuestra cuenta, panda de libertinos, el mundo se transformaría en un inmenso batiburrillo de todo tipo de pecados.

Así que un día de hace muchos años se cogió a un tipo muy gruñón que se llamaba Moisés, ya os contaré algún día su historia, y le dio un par de tablas con los mandamientos que las gentes de bien han de cumplir. Y las hizo en piedra para que fueran contundentes, por si algún discípulo se ponía tonto. ¡O sea que más os vale respetarlos, porque en los seminarios se dan cursos de lanzamiento, y tenemos muy buena puntería!

Hoy os voy a contar los dos primeros, porque si os los suelto todos de una vez vuestra rocosa cabezota no será capaz de asimilarlos. El número uno dice “Amarás a Dios sobre todas las cosas”. Nada de novios ni concubinas, el Señor tiene prioridad. Qué menos que quererle, que para eso es el creador del mundo, y si no le hubiera apetecido ponerse a currar en esa primera semana vosotros ahora no estaríais aquí ni tendríais donde blasfemar ni cometer vuestras herejías. Así que al menos sed agradecidos.

El segundo dice “No tomarás el nombre de Dios en vano”. Porque, por mucho afán de protagonismo que tuvierais, ¿os gustaría que estuvieran hablando de vosotros en todas partes a todas horas? ¿Os gustaría sentiros como la Pantoja o la Obregón o todas esas impías que no dejan de salir en las revistas? Está bien que tengáis a Dios presente, que para eso está en todas partes, pero con un poco de moderación, no le llaméis también para tonterías, que con tanto llamamiento le vais a crear un trastorno de personalidad. ¡El pobre ya no gana para psiquiatras!

Los dos primeros mandamientos pueden parecer contradictorios, pero eso lo hace Dios por vuestro bien, para que tengáis la mente despierta y no os vayáis a lo fácil. Además en el fondo está muy claro: hay que amar al Señor, pero sin ser pesado ni agobiante. Recordad que ahora las leyes se están poniendo rigurosas con lo del acoso, y si Dios os pone una orden de alejamiento de la Iglesia, ya no habrá quien os salve del fuego eterno.

Hala, hermanos, rezadme ochocientas salves, estudiad, que esto entra en examen, ¡y no pequéis, recordad que el Jefe lo ve todo!